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El Ictiocefalolalista

Enfaldo de Ropajes

Enfaldo de Ropajes Alcancé a escuchar detrás de mi ajada tienda,
supuestas verdades expuestas por inicuos sujetos.
Se trataba tan sólo de los comunes recaudadores del servilismo
que osaban iniciar así, sus seudo discursos plenos de verdades a medias y medias tintas.
Un estridente orador desbocaba sus pesares y carencias
vociferando inconclusas trápalas,
como imitando la seda de una siutiquería;
la que en nada ayudó a enfaldarse aquel ropaje ajeno.  
Para ellos; para los estridentes oradores, las mentiras tienen el valor de un suculento tentempié.
pero lo cierto es que son sólo verdades construidas a la medida propia.
Ellos omiten la certeza por que de lo contrario dejarían de ser profetas del poder y señores de la contienda sin escrúpulos.
Pregonan inciertos diversos por doquier sin temor  a los ácidos activos de la corrupción.
Dicen ser jamás descubiertos; y que la tenue imagen de la astronomía  nunca revelará la geografía del borde cartografiado.
Increíblemente sujetan con fervor hasta las débiles dagas broncíneas
de la arana lengua.
Se restan de aquellos que restan adeptos a la mentira;
de quienes bracean contra el arremolinado torrente de los liosos.
e insisten con aquellos apiñados alrededor del poder que los satisface.
Hasta hacen aparecer como una simple mentira la originaria verdad.
Entonces
¿Quienes son los que dicen verdades y quienes son los que mienten?
Pocos tienen clara esta diferencia; y esto debiera preocuparnos, pues
al final, a todos nos conviene que la claridad esté en todos.

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