FRECUENCIA NO CATASTRADA
Ya lo saben. Los navíos; esos inmensos armatostes flotantes atraviesan a raudales, indesmentibles distancias de agua desmedida; imitando al casi inerte capitán que detesta desgajar las hojas de su propio calendario.
Timón en mano evita las travesías traviesas del tiempo.
¡Odio las aguas desmedidas; las sin metraje calculado!
Como detesto aquellos días de travesía por la agitada mar;
soportando el zarandeo de bruscos oleajes;
escuchando el rechinar de maderos y aceros;
y tumbos que finalmente despedazarán la frágil embarcación.
Como detesto al viejo pretencioso que amenaza al velamen con deshilacharlo, hasta conseguir la inútil oquedad del lienzo.
Que podría hacer contra el intempestivo oleaje ensombrecido.
Contra la humedad del celo infundado.
Contra el alboroto de oleajes espumados; encrestados y
que niegan asomo oportuno desde la misma frecuencia no catastrada.
Sería más fácil entonces encamarse para siempre en el tálamo
para no tener que acontecer con la infidelidad.
Para no tener que ver la zozobra despedazada desde el borde filoso del camastro.
¡Es un navegante que jamás cruzó una tormenta!
Afirmó el barquero antes de atravesar al maltrecho capitán
hasta la orilla cartografiada de otras tierras.
¡Y no pudo ni enfrentarla y menos detenerla!
Ha sido su martirio el continuar rumbo ya trazado en la añosa carta,
hasta encallar en baldío roquedal.
¿Piensas acaso que eres especial por haber esparcido atolondrados braceadas en una atroz tormenta?
Conozco algunos que ilesos después apoyaron bastones.
Pero no es tan sólo acero fraguado lo que se templó en el encrespado oleaje; si no que además; aquel gustó la dulzura del recogimiento.
También conozco navegantes que suelen bambolearse como cáscaras de nuez en la mar; por que es en las tormentas donde encuentran respuestas concretas a todas sus interrogantes.
Y el embriagador vino hace de brújula.
Otros soplan tormentas para causar daño irreparable en mascarones de navíos desvalidos.
Y la oración se transforma en el sextante del tripulante habilidoso para protegerse de estos ventosos espolonazos.
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