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El Ictiocefalolalista

PERDURA LA DURA BLANDURA DE LA LITERADURA

El casi vate de la provincia del Merken Agustín Carrera vaticina aferrado a la bacinica; poco antes del chirreo del cierre del portón y la dolorosa ponencia de la tranca, que el lalismo proliferará como las callampas después de la temporada del destape de la olla y de los húmedos aguaceros. Nuestro refugio sobrevivirá incluso a la suerte del campeón del club de rayuela, y será -  aún a pesar de las más oscurantistas tentaciones -  asilo de ilusionistas, soñadores y astrónomos de techumbres resquebrajadas. Actualizado hoy después de ayer por: Zara Güelles (http://www.mascahuin.cl) © Copyright  Que significa ser un lalista; un patachero, un poetante, un equilibrista de la cuerda floja o uno que chirrea en el camastro; o que simplemente se adhiere a esta novedosa corriente de la literadura.Allá en el tranque, sin catalejos ni visores es posible ojear de reojo la pálida desnudez de la luna. Ahí, ella suele bañarse totalmente desnuda y deshojada de sus casi trasparentes escamas plateadas, sin la gris careta de aquella esotérica sonrisa de padre y señor nuestro. Esto de ojear la cara oculta de la luna, se puede conseguir gracias a la existencia de una astillosa rendija en la portada de nuestro refugio de techumbres enlatadas. Techumbre que entre otras y ostras atesora mudas dunas de dudas adormiladas. Aquella rendija de historia furtiva fue causada por el descarrilamiento de un celoso hachazo. También se puede otear a la pálida luna a través del ojeroso ojal de una enigmática clave de sol; o por el ojetillo limado por uno que aún no aprende a doblar las esquinas; que además ni siquiera sabe atinar con los plateados jubones que guarecen la castidad de un nogal y sus nueces desnucadas. Las heridas del portón - sin pretenderlo - son el resultado de más de un bullicioso aterrizaje forzoso; unos acaecidos al anochecer y otros al amanecer, después de un oculto rechinar de infidelidades.  ¿Desaparecerá la literadura de las páginas del pasquín “La Oreja de Van Go”, una vez que deje de hacer gárgaras el último héroe de las palabras? Siempre es bueno deleitarse con tan hermosa imagen juvenil – me refiero a la de la luna bañándose en el tranque; entonces para que suponer más calamidades en una techumbre de calaminas quejumbrosas, si el sol, finalmente brilla para todos y para cada uno de nosotros; y la luna nos invita además a los aullidos nocturnos de junio, como a todos los parias solitarios del mes siguiente. El lalismo no es un puro cuento ni tampoco tiene resabios de anacronismo; es un objeto de deseo casi cartilaginoso, pegajoso como el abrazo de un oso; donde muchos poetas se atreven y hacen apuestas para sortear las numerosas páginas blanquecinas de un portentoso mamotreto - lo hacen, aunque digan lo contrario, púes necesitan amortizar las deudas que tienen con la cuerda floja y, con esto de rimar de a dos en la tibia blandura de la literadura. ¿El refugio tampoco desaparece?El refugio será siempre asilo contra la opresión del uslero y del rudo castigo de la escoba. De aquellos dos instrumentos; uno es volátil. Siempre es usado para voleos de bruja y el otro es rastrero como el polvo sin viento de medianoche; y siempre es usado para masajes de chicharrones en la nuca. Ambos; les aseguro - después de todo - son armas inútiles para el hombre libre. Ninguna de las dos armas atraerá la mirada enamoradiza y ardorosa como lo hace la luna desnuda en el otoño. Ellos, aún a pesar de las amenazas, persistirán, perduraran, permanecerán y quizás, hasta se hagan perennes como los viejos héroes de las palabras. ¿Por qué perduran tanto los lalistas, los patacheros y otros amigos suyos? Quizás se deba a que son revitalizados; vitaminizados o realzados - si usted estima mejor - con mejunjes extraídos de las alcachofas azuladas, que brotan en el jardín de una coqueta vecina descorazonada y, que además ha enviudado de a dos veces por cada cacería de lobos encadenados.¿Quiénes perduran más? Quienes de seguro permanecerán vivitos y coleando hasta el último ocaso del rey descascarado o descorchado si le parece; sin casco ni corona, serán los ideólogos y los simpatizantes de la “Demosgracias por el Común Nuestro”, también ocurrirá lo mismo con los patacheros y por supuesto con los anónimos poetantes de la comarca; sobrevivirán también los astrónomos de la techumbre de lata - entre otros muchos más. ¡En fin!  “No creo que el lalismo deje de existir después que alguien acierte con el tejo aceitado en el lienzo tensado”. ¿Cree mucho en la tendencia de la literadura?En cuestión de revoluciones inmortalizadas, sólo hay que recordar la iniciada hace más de dos mil años por un carpintero, allá en la Galilea. La nuestra no es comparada a ella; pero nuestra revolución hace escuela del mismo amor. Recién aparca sobre los tejados del heroico refugio de la comarca, y, no piensen que sólo hablo de su única radioemisora en la repartija del dial. El palabreo del lalismo se filtrará tanto en el dial como en la laguna, como todas las miradas de reojo, donde desnuda se baña la luna - de la misma manera como lo hacen las sondas aeroespaciales, y las estratosféricas soluciones de un respiradero construido para desintoxicar a un mundo de pacotillas, allá abajo, donde nosotros no nos gusta estar. Agustín Carrera, quien actualmente se encuentra en la piltra de la literadura, observando la fragmentación de la techumbre. Esto por la mirada mercantil de tanto  astrónomo enganchado a las rebajadas de precios, durante la subasta de los marsupiales – adosados a las bajadas de humos; ahí instaladas para los aguaceros de estrellas y los chubascos de luna llena; nos señala que no existe más reconfortante ocio que aquel utilizado para pensar sobre lo impensado de lo imposible; para ocuparlo en aquello que es recreado como un pie anclado al lecho de las perillas relucientes, como si se tratara de un oasis reverdecido antes de terminar con la traviesa travesía de un trastrabillado; o como para hervir el mate de hierbas pensando en aquella cuerda de reloj inhabilitado, empotrada como aserrín a la inestable cuerda floja, sólo para ver cómo alguien a lo lejos hace subterfugios de leguleyo, con la vaga intención  de  equilibrar un limpio tetraedro imaginario.  Y en cuanto al estante o librero que guarece el perol de la sopa de letras, o dicho de otra manera, el resumen de todas las disfunciones literarias de sus amigos ¿Tiene herederos?El casi vate propone la creación de una fundación sin fines de lucro ni lacra alguna de por medio, menos del lucro aspirado por los platacheros; o sea los que saborean el dinero y la plata. Piensa hacerlo así para que los demás que vienen por el camino de la palabra puedan gozar de esta originaria filosofía; tan simplemente cariñosa como atávica lo es en los afectos. Situación que nos obliga a no pensar siquiera en hervir los lomos de los libros, las cuartillas embadurnadas con mezclas de cola fría y algo de cola de mono. De más está decir que no es necesario hervir en los labios ciertos apellidos faranduleros, ni menos papelillos de puchos innecesarios carentes de alguna importancia. Esta última es considerada como una ordenanza contundente, que prohíbe estrictamente el desalojo y el deshoje sólo por el placer de paladear la sabrosa sopa de letras ¡No es necesaria tal atrocidad! "Así que hechos como la digitalización del pensamiento, la ausencia de cuenteros a la salida de la banca de la plazoleta, el arranque de butacas o el deshoje prematuro de una desbaratada rama seca, no nos desesperan", dijo el casi vate.Sobre la transición de un ornitorrinco que se hizo danzarín en un canal de televisión, el casi vate escribió un epitafio en el travesaño del arco iris, donde hizo su primer gol desde las medianías de la cancha de aterrizajes forzosos y, donde convirtió la magia del mítico bosque contorneado en una simple hechicería de una vieja gitana urbana; la que alguna vez fue amalgamada para hacer reír a un desdentado con muy mal estado de temperancia. "Lo peor que podría ocurrirnos es que el lalismo se paseara adormecido por la avenida de los cangrejos, después del asomo de un indicio que no se atrasa por una brillante alopecia” Desde entonces; previo aviso de la adormilada almohada; los patacheros y demás cofrades comenzaron a practicar la antigua dieta de la luna, mientras se saboreaban ojeando a la misma, por la parte oculta de sus rostros, en el tranque de aquel refugio de acolchonados malabaristas” nos indicó el casi vate, algo molesto por la exigida dieta, ahora propuesta.Nada podemos descartar en este sombrío panorama de derrames y ramas multiformes, donde algunos discurren a lo lejos con cierta desazón y sin que les caiga la teja de aluminio retorcido. Tengo la esperanza que detrás del otero se encuentre la marmita de un ermitaño bueno para los presagios y palabreos de atardecer; como los vividos cuando era un ferviente admirador de las estrellas; allá en el veraneo campestre de La Rinconada, y mi tío Enrique se esmeraba en aderezar caldos de cabeza, urdiendo narraciones de sabrosa mitología campestre.  Luego el casi vate nos agregó que en la comarca del Merken, aún existen melancólicos que machacan el maíz con morteros y bombardean con sus bazucas energéticos chicharrones, creyendo que con esto aplacarán el cacareo de gallinas y sus polluelos más hambrientos; y que por sobre todo, la pólvora no se podría inventar una vez más, por que simplemente esto sería un asunto de plagio intelectual; de explosivas consecuencias; sin embargo en cuanto a repetir de curso, nadie está exento del pago de la tarifa para asistir otra vez a la aula de los aullidos. Donde de seguro, cualquiera puede deshacerse con todas sus ganas de una deslenguada boquita de cereza; una profesora de lenguaje u otra de números caligráficos. En definitiva nadie podría insistir en esta torrentosa corriente de áridos alaridos, sin embargo esto no quiere decir que otros sean incapaces de armar camastros acojinados para conocer y vitorear vivas a la incipiente literadura; tan mejores y diferentes como los hizo el casi vate; ya sea de manera solitaria o colectiva; o como lo hacen hoy los antiguos héroes de las palabras, en silencio y por debajo del polvo desenterrado ¡Esto no nos importa! Creemos en los jóvenes de incipiente espíritu patachero; quienes, ciertamente sabrán ocupar los batiscafos aerospaciales que se sumergirán en el borde del océano virtual; o quizás en la vieja techumbre del consuelo nocturno. Plop

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