POE-SILLA Nº 31 ESTOFADO DE LA LUNA
Descendieron atravesando los enteliños nubarrones
varios reflejos sonrientes de "La Luna"
Pero ell círculo luminoso fue impacientado por el can
que danzaba al compás de un Cancán tribial.
Sus patas de elefante doblaron el tablado del escenario
hecho de durmientes, ya acostumbradas a las telarañas
de irisados colores cósmicos.
El aplauso rutilante se deshizo cuando un solitario cirro tardío
distorsionó la proeza del reflejo y;
todo regresó al micrófono del maestro de la escuela de filosofía.
Atrapadas varias polilllas nocturnas en la trama de un aracnido;
agitaron sus vientres simulando la danza del vientre.
Y así, el murmulllo opacó el silbido de una lejana olla a presión.
Amanecieron elongaciones oculares para auscultar el aroma penetrante
del estofado en cocción bullente.
No hubo reflejos tardiós; era tiempo de reposos.
- el espectáculo había acabado.
La Luna quedó atrapada en el estofado.
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